Seguridad, calor y apoyo. Valoro muy positivamente todo lo dado y recibido en estos grupos, especialmente en la primera etapa en la que empecé a venir. Realmente pienso que había allí un grupo que emanaba poder y yo sentía que pertenecía a él.
En el trabajo en terapia individual me me sentí con más recursos para intervenir sobre lo que me había llevado a Marina. No fue inmediato pero durante el verano vi que la situación en casa iba cambiando. Su trabajo es diferente por la proximidad que pone, la accesibilidad, el proponer actividad dentro de la sesión, el sugerir caminos donde investigar… Con su ayuda encontré dentro de mí los recursos que necesitaba y porque yo la vivo como próxima, acogedora, no invasiva, integradora, observadora e intuitiva y eso hace que una no se sienta intimidada o pavorosa ante la figura de la psicoterapeuta y lo que pueda ver dentro de tí. Eso último me parece especialmente importante porque conozco mucha gente que no hace psicoterapia justamente por el miedo a descubrir de forma un poco brusca y en compañía de otro/a cosas de una misma que no gustan.
Eulàlia