¿Cómo ser una buena madre? es una de las preguntas más buscadas en Google y el motor, a veces consciente y otras inconsciente, de muchas de las consultas que me encuentro en terapia.
La pregunta es una trampa, en ella misma está su propio error y la posibilidad de eternizar un bucle, el del bien y el mal, el de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Además, es una búsqueda externa, poniendo la responsabilidad en que otros nos den consejos de qué hacer. Si dejamos fuera la responsabilidad de algo personal, es muy probable no alcanzar el objetivo, ya que no es nacido, ni creado su camino, desde tu necesidad, tu historia y tus circunstancias.
Cuando leo las listas enumeradas diciéndonos qué tenemos que hacer para ser buenas madres, tengo la sensación de que nos ponen una camisa de fuerza.
¿Qué pasa si no cumples con todo el listado?
Desde la Gestalt trabajamos con la afirmación que siempre hay detrás de una pregunta, en este caso, en tu caso concreto, ¿Qué afirmación esconde esta pregunta?, ¿Qué te dices a ti misma sobre tu papel como madre?
Siento más respetuoso para con nosotras hablar de la parte bondadosa y de la parte malvada de cada una, partes que están en todas, tanto en la maternidad como en el resto de aspectos de nuestras vidas. Ambas partes tienen su valor, sus funciones y su sentido, y no hay una mejor que la otra. Cuando rechazamos una y queremos que sólo nos represente la otra, hay un juicio venido de creencias y mandatos, que otra vez nos encarcela.
Por esto, si me preguntan ¿Cómo ser una buena madre? Mi respuesta siempre irá orientada al interior de quien lanza la cuestión.
Si te preguntas, ¿Cómo ser una buena madre? Te invito a que:
- Explores en tu interior qué es ser una buena y una mala madre para ti.
- Cuando des con ello, indagues en tus recuerdos, en tu cuerpo y en tu emoción, ¿de dónde vienen esas creencias?.
- ¿Qué pasaría si eres “esa buena madre” o “esa mala madre” de tu imaginación?
Después, te propongo que revises la realidad de tu presente:
- ¿Cuándo te llamas “mala madre” y cuando “buena madre”?
- ¿Qué pasa cuando te hablas así?
- ¿Qué haces cuando te sientes “mala madre”?
- ¿Cómo te responsabilizas de aquello que hiciste, dijiste…?
Reconociendo lo que te pasa, lo que te dices y cómo te lo dices, cómo te sientes y explorando de donde puede venir, te haces parte activa de la situación y tienes la opción de responsabilizarte de ella, decidiendo mantenerla o introducir algún cambio que sea acorde con tu vida.
La «buena» noticia es que te puedo asegurar que la bondad como madre está en ti, aunque te cueste verla, aunque lleves una racha en la que gritas más de lo que te gustaría, que te cuestionas tu valía en este rol o incluso se te ha escapado la mano.
La «mala» noticia es que la maldad también lo está y necesita ser reconocida y colocada en su lugar.
Está parte “mala” no quiere decir darle luz verde a la violencia, ¡faltaría más! Es un permiso interno para reconocer sin autoacusación que hay veces que tienes ganas de pegarles, de gritarles, de largarte, de enchufarles la tele horas seguidas o lo que para ti sean “cosas de mala madre”. Tener ganas no es hacerlo, porque de este modo quien manda es la rabia transformada en violencia. Sin embargo, la que manda eres tú, y cuando esas sensaciones, ideas y emociones vienen, solo reconociéndolas y validándolas, les darás su lugar, sin machacarte por sentirlo, y podrás responsabilizarte de qué hacer, encontrando el equilibrio entre su cuidado y el tuyo.
Las madres somos todo y desde luego la posible bondad o maldad que haya en nosotras tiene que ver con nosotras, no con nuestros hijxs.