04 Dic Miedo a la maternidad
Tienes ganas de ser madre, de compartir proyecto de familia con tu pareja, hay algo que te llama desde dentro y quizás también desde fuera, te ves babeando con algunos bebés y… además tienes miedo, a veces mucho, tanto que llega a paralizarte.
Las aperturas emocionales alrededor de la maternidad pueden iniciarse mucho antes del embarazo.
Desde hace unos años hasta ahora, en consulta me encuentro con mujeres que, aun con ganas, tienen tal miedo a ser madres que se bloquean y es dicho miedo el que toma el mando de la situación.
Si esto te está pasando, es recomendable que cuides y atiendas tu miedo, que es parte de ti, de este modo te estarás responsabilizando de lo que te pasa; así como irías a algún/a especialista si tuvieras algún dolor físico permanente. No cuidarlo es no darte la importancia que te mereces.
Cuando se piensa el miedo se vive de manera abstracta y cuesta mucho sentir con claridad, derivando en confusión y bloqueo. Con la lupa de la intimidad puedes sentir las diferentes piezas que lo componen desde el cuerpo y la emoción, convirtiéndote en la directora de tu momento.
Alrededor de la maternidad pueden aparecen muchos tipos de miedos, tantos como mujeres y momentos. Algunos con los que yo me vengo encontrando en mi consulta son:
- Miedo a no saber hacerlo.
- Miedo a que ocurra algo malo.
- Miedo a perder la vida que actualmente se tiene.
- Miedo a que la relación de pareja empeore.
- Miedo a vivir una experiencia similar a la anterior maternidad.
- Miedo sentido en el cuerpo sin poder descifrar de dónde viene.
En el acompañamiento psicoterapéutico primero se exploran cuáles son estos miedos, si se pueden concretar bien y si no también, porque se trabaja con la sensación, con el cuerpo y la emoción. Sea como sea, se les invita a casa, se les da un lugar cómodo donde poder conversar (no sólo verbalmente) con ellos sobre cómo se sienten, cuál es su historia y qué necesitan.
Como un niño cuando vive una emoción con intensidad, necesita ser escuchado y no ignorado.
Cuando ignoramos algo de lo que nos ocurre, no se va, sigue insistiendo de una u otra manera para que le hagamos caso y le demos lo que necesita.
El miedo en su función orgánica, cuida y protege, por ello, cuando llega es conveniente darle voz.
¿Qué está cuidando en ti?
¿De qué te protege?
En él puedes encontrar respuestas y puertas que abrirán tu camino, no tanto para llegar al lugar que quieres (que eso no se sabe y no tenemos tanto control) si no para conocerte en mayor profundidad.
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