19 Feb Parejas separadas, padres unidos

Seguro que conoces a alguna pareja separada que tenga hijos, o quizás es tu propio caso, o vienes de una familia de origen donde tus padres como pareja se separaron.

Alrededor de estas historias corren muchos rumores y mitos que suelen hacer un flaco favor a su vivencia saludable así como al imaginario tanto colectivo como individual que las rodea.

Es hora de ir resignificando y dando nuevos valores que dignifiquen la experiencia de separación.  

Habitualmente, cuando una pareja se separa, ha hecho intentos de arreglar lo que venía sucediendo y encuentra en la separación una forma de dar un paso hacia el bienestar.

Suelen ser momentos de angustias, a veces rencores, asuntos pendientes, en general dolores que cada uno gestiona desde su propia capacidad y recursos internos. Cuando hay hijos en común, se suele aumentar el sufrimiento imaginando el daño que les puede causar.

Es cierto que los hijos quieren a sus padres unidos, y es que, realmente, los padres no pueden separarse, quienes se separan son las parejas. También es cierto que los niños necesitan a sus padres  disponibles, presentes y cuidándose. Si la separación forma parte de un cuidado de los adultos, los hijos aprenderán, gracias al acompañamiento adaptado a sus momentos vitales y evolutivos, que esa es la mejor fórmula para su familia y que así es perfecta.

A grandes rasgos, hay algunos aspectos que facilitan que la nueva situación vaya funcionando de la manera más armónica posible:

• Es importante que los niños sepan lo que está pasando y cómo esto les va a afectar en su día a día, adaptando las explicaciones a su edad. Ofrecer espacios de diálogo respetando los ritmos de cada niño.
• No poner el peso de las decisiones de los adultos en los niños, como por ejemplo con quién vivirán cada tiempo. Hay otras decisiones en las que los niños sí pueden participar adaptadas a sus edades y circunstancias.
• Compartid sobre vuestros hijos. Hablad de ellos, de cómo los veis, de sus avances, de sus miedos, de sus logros y dificultades. Que no tenga que pasar nada grave o límite para hacerlo, compartiendo el día a día le estáis dando un gran valor a lo cotidiano de sus vidas. Ellos lo perciben y se reconocen importantes. Recordad que ambos queréis lo mejor para vuestros hijos aunque a veces hagáis las cosas de modos diferentes.
• Recordad a vuestros hijos las veces que haga falta que la separación no es culpa suya. Que es un asunto vuestro y que como padres no os separaréis nunca, eso es imposible. Nunca os canséis de decirles y demostrarles cuánto los amáis y cuánto los ama el otro. Los hijos aman incondicionalmente a los padres y echarán de menos al que no esté.
• Dar espacio y tiempo para que cada criatura elabore la nueva situación a su ritmo y a su manera. Van a influir muchas variables como la edad, el número de hermanos, la escuela, su carácter, etc. Reconocer y validar sus emociones permaneciendo presentes a su lado.
• A veces es duro acompañar emociones intensas que te pueden hacer sentir culpable. No busques la culpa en el otro progenitor. Buscad ayuda ambos, ya sea en personas cercanas con quienes os sintáis cómodos compartiendo vuestra intimidad, como con profesionales. También vosotros os merecéis el mejor acompañamiento en este periodo de cambio.
• Ante los hijos haced presente al otro progenitor desde el amor, sin él o ella vuestro hijo no estaría aquí. También mostraos disponibles en el contacto con el otro, ofrecerle la posibilidad de llamarlo, o hacerle dibujos, etc. Los encuentros familiares también ayudan a los hijos, aunque a veces los adultos necesitan más tiempo para que se den.
• Cuidad las conversaciones que tenéis entre vosotros delante de los hijos, sois adultos y podéis buscar otros espacios para atender temas más delicados.

La separación puede ser difícil y dolorosa, pero no es ésta la que hace sufrir a los niños, si no la manera como sus padres la gestionan.

En terapia de pareja no sólo acompañamos a las parejas en su reencuentro, también en sus separaciones, pudiendo decir adiós a todo lo que conlleva y recolocar lo nuevo con el mayor respeto y amor posible.

Si te encuentras en medio de una separación de pareja y la situación te desborda, te invito a valorar la posibilidad de buscar ayuda profesional. Los duelos y sus dolores, acompañados, son más amables.