26 Nov ¿Qué nos pasa con el cuidado?
Hace unos días, una amiga, puérpera, revolucionada y revolucionaria (va por ti, hermosa) me hizo un largo audio de esos terapéuticos, donde expresaba su desconcierto y dolor al ver, siendo ella ahora madre, la carencia de cuidado hacia los bebés, llevados a guarderías a los 4 meses. Ella me decía indignada, “es que hay veces que no hay más remedio, pero otras, la familia podría tirar de ahorros o reducir jornadas, y no quieren”.
Yo la escuchaba con la admiración a la autenticidad, porque ella lo que decía más que decirlo, lo sentía. Y eso era lo que, en un rico intercambio de audios, ella entre teta y yo entre cazuelas, pude responder.
Como siempre, las voces de las mujeres y las madres me servís de inspiración y me abrís caminos de interés, reflexión y aprendizaje. ¡Sois grandes maestras!.
En este caso, me llevó a la reflexión de las diferentes capas del cuidado.
Hay una de ellas que es la política con todas sus leyes y protocolos, que está clarísimo que ahora mismo no es promotora del cuidado y menos de los bebés, mujeres y madres.
Luego hay otra capa social, que es cómo el entorno y comunidad ha influido con su modo de promover el cuidado, por ejemplo, desde la educación, los colectivos, etc.
Hay otra capa familiar, donde has vivido más de cerca cómo se cuida, como te han cuidado y como cuidas.
Y hay otra capa que es personal o individual, que nos habla de cómo tú te mueves en el cuidado.
Seguramente habrá otras variables que aquí no he nombrado, pero estás seguro que están.
Todas las capas interaccionan entre ellas dentro de ti, se construyen y moldean entre sí, y van cambiando a lo largo de tu historia personal. Bueno, la primera no está teniendo en cuenta las necesidades reales de las otras y ahí se crea una brecha. Pero las demás, bailan juntas.
Yo, como psicoterapeuta, entreno y mimo mi mirada y sensibilidad sobre todo a la capa individual, teniendo en cuenta siempre que hay otros aspectos influyentes.
En la capa personal es donde, ya siendo adulta, te haces responsable de qué quieres hacer con esto o aquello que tu entorno te ha mostrado como válido, o que tu familia me ha hecho creer, o que la política de tu país me ofrece.
Siendo adulta hay una pregunta que siempre puedes hacerte: ¿Qué te pasa a ti con eso?
Está es la pregunta que, aquel día de audios terapéuticos, vibraba en mi mente, ¿Qué les pasa a esas personas, madres y padres, con el cuidado? Sin juicio, desde el interés sincero.
Cuando te preguntas algo que te lleva a un lugar interno, a una mirada profunda, tu verdad emerge y se abre camino a través de la emoción y del cuerpo, y es ahí donde vas a encontrar tu respuesta, que es sólo tuya.
Basándome, no solo en mi sentir y experiencia propia (que también), si no en mis años de estudio perinatal y psicoterapéutico, y en las personas que he acompañado y acompaño; la dificultad con el cuidado, con entregarnos al dar, a ofrecer, a ser alimento para otro, a regalarnos… aspectos que todo ser humano necesita para vincularse, viene del miedo. Miedo a volver a sentir una herida, seguramente de la propia bebé que fuiste.
También es cierto, y necesario validarlo, que cada una mira su verdad cuando va pudiendo.
Los procesos de maternidad son ser tierra fértil para ello, porque abren en canal a un nivel psicológico también, y no son los únicos. Porque fácil no es, aunque revolucionario y revelador siempre.
Con esto te invito a reflexionar:
- ¿Qué te pasa a ti con el cuidado?
- ¿Qué dice tu cuerpo cuando estas palabras toman espacio en ti?
- ¿Qué emociones emergen?
- ¿Qué relación tiene con la maternidad (la tuya o la de otras)?
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